Evangelio según san Lucas (15,1-3.11-32)

¿Qué Dios hay como tú,
capaz de perdonar el pecado,
de pasar por alto la falta
del resto de tu heredad?
No conserva para siempre su cólera,
pues le gusta la misericordia.
Miqueas (7,14-15.18-20)

Desde la primera lectura se puede describir cual es Dios que tenemos que muchas veces lo reducimos a un ser lejano que no comprende al ser humano; es más, se mira tan solo su aspecto de justiciero y duro para con el dolor de las personas que padecen o simplemente indiferente al sufrimiento de sus hijos.

Todo este mensaje de la Palabra de Dios nos ayuda a llegar al Corazón de Dios que nos presenta el evangelista San Lucas.

Es admirable como se puede hacer de una parábola toda una obra maestra. Así precisa la obra de gran pintor holandés Rembrandt en el cuadro “El Regreso del Hijo Pródigo”. En este cuadro esta la personificación del Padre Dios que pone sus manos sobre el hijo prodigo al regresar a casa. En una mano esta la manifestación de la ternura del buen Dios, y en la otra esta la firmeza que no debe faltar a ningún Padre sobre todo cuando se trata de corregir a sus hijos. ¡Difícil situación! Ya que no es fácil fusionar en las personas estas dos formas de actuar y es aquí donde el Señor se pone como modelo para educar a los hijos.

Abramos nosotros también nuestro corazón a Dios que nos llama a una vida de acogida y perdón, no dejemos que los problemas que surgen en nuestro entorno enduren nuestro corazón. El tiempo es oportuno para hacer el bien y ser bondadosos como el Padre que celebro una fiesta para su hijo perdido y muerto en el pecado.

También preparemos el camino con buenas obras de compasión y misericordia para volver a la casa del Padre Dios.

P. Javier Montalvo.