La tranquilidad puede ser uno de los efectos de la paz, pero la tranquilidad no copa todo el sentido que implica el concepto y la realidad de la paz.

La tranquilidad dice quietud, ausencia de ruido y alboroto, aguas quietas, ausencia de olas y de remolinos, selva sin viento.

La paz es una realidad que abarca mucho más que la simple quietud, por eso paz no es pacifismo. Hay paz en una nación cuando hay orden y libertad, respeto a los Derechos Humanos, cuando hay trabajo abundante, cuando no hay abismales diferencias entre pocos que lo tienen todo y la mayoría que carece de lo indispensable para llevar una vida digna.

Habrá paz en un país cuando se respeten de veras los derechos de todos, cuando haya justicia para todos, sin favoritismos ni privilegios. Es imposible que haya paz cuando no hay tolerancia, si el gobernante no respeta al gobernado, si el patrón no respeta al obrero, si los jóvenes no toleran a los viejos.

La paz es un clima de respeto, de ayuda mutua, de solidaridad, de servicio, de una voluntad de concordia nacional. La paz no se reduce a la tranquilidad.

Mario Mejía, S.J.