LAS BIENAVENTURANZAS.

“El Reino de Dios es para ustedes”. ¿Qué es el Reino de Dios? El Reino de Dios no es un premio de consolación para aquellos que lo pasan mal! El Reino de Dios no es conseguir un ajustado equilibrio entre el dolor de este mundo y el gozo y felicidad del otro. El Reino de Dios no es una mera promesa, que no se realizará hasta el mundo futuro.

El Reino de Dios es algo presente. El Reino de Dios es el proyecto de Dios para la humanidad, es el deseo de Dios de felicidad para todos, y especialmente para los que lo están pasando mal.

El Reino de Dios está ya presente entre nosotros. Jesús mismo lo dijo en algunas ocasiones, el Reino de Dios está entre vosotros, es dentro de vosotros. El Reino de Dios es el mismo Jesús, que entre nosotros, realiza el proyecto, el deseo de Dios. La venida de Jesús es Reino de Dios. Él lo empezó a realizar.

Hacia el Reino de Dios

El Reino de Dios no es un estado. sino un proceso; no es una situación, sino un dinamismo; no es una pura promesa, sino un compromiso. Es el proyecto al que Dios se ha comprometido y, por ello, nos envió a su Hijo, Jesús de Nazaret, que él fue realizando. Y Jesús nos ha comunicado su Espíritu, para que mueva nuestros corazones a seguir colaborando.

El Reino de Dios es la tarea de los seguidores de Jesús. Jesús dirigió su mirada bondadosa, su corazón abierto y su gesto acogedor a los pobres, a los que lloraban, a los hambrientos y a los despreciados.

Felices ustedes … Ay de ustedes!

Con Jesús, los pobres, los que lloran, los hambrientos, los despreciados están de enhorabuena, son bienaventurados, son felices, porque el proyecto de Dios va dirigido en beneficio de ellos. Esta es la Buena Noticia!

Y el evangelista Lucas quiere remachar esta buena noticia, a todos estos, con una dura advertencia a quienes se sitúan al margen del proyecto de Dios; es más, la obstaculizan, quedándose en la soledad y el engaño de su dinero, con la risa vacía y superficial de su bienestar individualista, con el frío placer de su estómago saciado, y con el halago de sus, a menudo interesados, admiradores.

Conversión y compromiso

Pero siempre hay, para todos ellos, la posibilidad de entrar en la dinámica del Reino de Dios, siempre hay la posibilidad de colaborar en el proyecto del Reino, de convertirse en el Reino de Dios anunciado por Jesús.

Siempre existe esta posibilidad, para todos aquellos que tienen sobrados recursos, si viven austeramente para ayudar a poder hacer que los pobres lo sean menos y tengan los suficientes recursos.

Siempre existe esta posibilidad para todos aquellos que viven contentos y eufóricos por su buena suerte, si se solidarizan con los que lloran, para que se sientan confortados. Siempre existe esta posibilidad para los que se sienten bien satisfechos y saciados, si con su sobriedad pueden ayudar a satisfacer el hambre de otros. Siempre existe esta posibilidad para quienes viven halagados por la buena fama y prestigio, si se mueven para defender y promover la dignidad de los marginados, despreciados y rechazados por el motivo que sea.

Nosotros llevamos dentro el Espíritu de Jesús Resucitado, sea la que sea la situación en la que nos encontramos. Y el Espíritu de Jesús nos empuja a hacer Reino de Dios, bienaventuranza y felicidad en nuestro mundo. La Palabra que hemos escuchado y el alimento y bebida que tomaremos nos compromete. El pan y el vino de la eucaristía son alimento y bebida de solidaridad. Es Jesús mismo! Es Reino de Dios!

F. Xicoy, sj.