La gente visitaba al hombre sabio y solo se quejaban de los mismos problemas una y otra vez. Un día, el sabio decidió contarles una broma y todos rieron a carcajadas.

Después de unos minutos, les contó el mismo chiste y solo unos pocos sonrieron.

Luego contó la misma historia por tercera vez, pero ya nadie reía ni sonreía.

El sabio, con un gesto amigo, les dijo: “no se puede reír de la misma broma una y otra vez. Entonces, ¿por qué siempre lloras por el mismo problema?.

Moraleja: la preocupación no resolverá tus problemas, solo te hará perder el tiempo y la energía.

C/ Federico Ma. Sanfelíu, s.j.