Elsa Punset: «CONFUNDIMOS LA FELICIDAD CON EL PLACER»

Un niño ríe 300 veces al día, un adulto, 17.

-¿Por qué sentimos que se nos resiste la felicidad? Hoy que nos cansamos de oír que lo tenemos todo… ¿pedimos demasiado para sentirnos bien?

-Creo que en el fondo todos sabemos que la felicidad no es una foto fija edulcorada y sin fisuras… Todos, en cualquier época y circunstancia, transitamos vidas complejas, vidas llenas de retos, pérdidas y decepciones. Tal vez sea una suerte porque, como decía Leonard Cohen, «por las grietas se cuela la luz». Y en esa búsqueda y esa lucha vital es donde encontramos conocimiento y sabiduría.

-¿Existe una receta para ser feliz «a mi manera»…?

No existe una receta para ser feliz, pero sí que es fundamental y una piedra de toque comprender algo básico: que todos tenemos un cerebro programado para sobrevivir, al que no le importa demasiado que seas feliz. ¡Le importa que llegues vivo a la noche! Por eso el cerebro exagera tanto el peligro y las amenazas, y nos es más fácil desconfiar y recordar agravios que ser, simplemente, felices…

-Nos has descubierto que la felicidad es algo que se puede aprender.-Sí. Cualquier persona puede aprender a entrenar su cerebro en positivo, ¡basta con ponerse manos a la obra cada día!

-Podemos lamentarnos y llevar en redes una felicidad paralela. En Instagram solemos ser más guapos y felices, ¿ayuda a ser feliz verse feliz, esforzarse en componer esa imagen?

No, al contrario, la felicidad impostada no sirve. Por eso yo le hago esta pregunta al lector: en una escala del 0 al 10, ¿qué nota le pones a tu felicidad? ¿De verdad? Si no haces nada para mejorar esa nota, probablemente no cambie a lo largo de toda tu vida.

Se puede aprender a ser más feliz, incluso mucho más feliz. Pongamos que la vida es un viaje. Cuando viajas, ¿verdad que resulta útil preparar el itinerario, tener un plan B, estrategias de supervivencia y una brújula o GPS para guiarse? Eso no te garantiza un buen viaje, pero sí mejora tus posibilidades de lograrlo.

Ana Abelenda.