«CON LO QUE MANDA MI HIJA DE PERÚ
PODEMOS DAR DE COMER A SUS NIÑOS»

A sus 77 años, a Heriberto Pérez le ha tocado una dura tarea: cuidar de dos nietos, de 14 y 9 años, mientras su hija Mariela se encuentra en Perú ganando dinero para poder enviarles remesas. «Es un trabajo muy duro para nosotros, para mí y para mi esposa, pero, por lo menos, con lo que mi hija manda desde Perú podemos darles algo de comer a los niños, llevarlos al colegio, etc.».

Al mes les envía unos 100 dólares. «Aquí ella no ganaba nada, y nosotros, con nuestra pensión, nos estábamos muriendo de hambre». La pensión de Heriberto y su esposa no llega a los 8 dólares. Su hija es ingeniera, pero trabaja en Lima en un hotel como mucama. En Venezuela trabajaba para el Ministerio de Producción y Comercio, pero su sueldo no llegaba a 30 dólares mensuales.

Mariela Pérez decidió emigrar cuando su hijo más pequeño necesitó un antibiótico y ella vio que el precio de su tratamiento suponía tres meses de su salario de ingeniera. «Cuando ves que la vida de tus hijos está en riesgo, pues asumes que tienes que hacer lo que sea para cambiar tu situación. En Perú no hago lo que sé hacer, pero espero eventualmente lograr un trabajo en mi área.

De la prensa diaria.