— “¿No puedes hacer algo con respecto a ese reloj, mulá Nasrudín?”

— “¿Qué?”

— “Bueno, nunca está bien, nunca marca la hora correcta… cualquier cosa que hicieras sería una mejora al respecto.”

El mulá Nasrudín tomó un martillo y lo golpeó con él. Y el reloj se detuvo.

— “Tienes razón, ¿sabes?”, dijo Nasrudín. “Esto realmente constituye una mejora.”

— “Yo no quise decir literalmente cualquier cosa. ¿Cómo puede estar mejor ahora que antes?”

— “Bueno, verás, antes de que yo lo detuviera nunca estaba correcto. Ahora está correcto dos veces al día, ¿no es verdad?”

C/ Federico Ma. Sanfelíu, s.j.