Hay cosas que no te atreverías a decir a la cara a una persona, por miedo, por no herirla, porque tienes una serie de filtros que te evitan soltar lo primero que se te ocurre. Sin embargo, ese mecanismo parece que no existe cuando estamos en las redes. El no tener delante a la otra persona nos quita muchos filtros y a veces le das al botón de enviar antes de que ni siquiera tengas tiempo de pensar en cómo va a reaccionar el otro. Y quizás has tenido la experiencia de que en seguida te has arrepentido, cuando ya era demasiado tarde y el mensaje estaba enviado.
Quizás conscientes de esto, son muchas las redes que han ido habilitando la posibilidad de borrar mensajes enviados, también para el destinatario, la última de ellas, WhatsApp. Y fueron muchos los que vieron esto como un avance, si las redes nos vuelven más irreflexivos, al menos que tengamos la oportunidad de arrepentirnos y rectificar. Y, sin embargo, han tardado muy poco en empezar a salir apps y trucos para poder leer esos mensajes borrados, para enterarnos, en definitiva, de aquello que no iba destinado a nosotros en realidad.
Hay quién pensará que tenemos derecho a saber qué dicen esos mensajes. Pero no nos paramos a pensar en el por qué los ha borrado quien nos lo envió. Quizás sea una simple equivocación, pero también puede ser algo más de fondo, algo que no deberíamos saber, que nos puede hacer daño, que es fruto de la irreflexión del otro. Así que mejor moderar la curiosidad y pensárselo dos veces antes de quitar al otro su oportunidad de arrepentirse y aceptar que se ha equivocado, algo que a todos, reconócelo, nos puede pasar.
Alvaro Zapata, sj