El mundo se resiste a la presencia de Dios

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Durante su vida Jesús tuvo que soportar la resistencia de muchas personas. En muchos pasajes, Jesús advierte que el mundo se resiste a la presencia de Dios, sea por miedo o por inseguridad. Y esta resistencia algunas veces es violenta. Juan Bautista y Jesús lo comprobarán.

Hoy en día, de la misma manera observamos la violencia resultante de dar la espalda a Dios en muchas historias, noticias y rostros.

Es bueno hacer un ejercicio de sinceridad reconociendo que:
Sin Dios, me sería imposible salir de mi autosuficiencia.
Sin Dios veo al otro como un adversario a batir.
Sin Dios veo como enemigo a aquella persona que tendría que ser mi hermana.
Sin Dios:
¿Qué aspectos de los demás cambian si los miro a la luz de Dios?

Jesús anuncia con su llegada un orden nuevo en el que nada es igual.

El Adviento, es un buen momento para plantearme si en mi vida, ¿La llegada de Jesús significa algo realmente nuevo o es simplemente la continuación de una aburrida rutina en la que yo soy el único protagonista?
¿Es una invitación a dejar que Dios llegue a mi vida?
¿Que Dios sea realmente, Dios en mi vida?

En todo momento, el Señor nos sale al encuentro y nos pide que no seamos sordos a su voz. Con frecuencia nos recuerda al decirnos: “El que tenga oídos que oiga”.

Haz silencio……………… y Escúchale como tierra sedienta, disponte a ser tierra abonada por su presencia.
Y es que Jesús instaura un orden. Una nueva manera de dirigirse a Dios.

“Esto es el Reino”.
Dios, no es una realidad ajena a la persona, sino que es “Dios con Nosotros”.
Dios nos habla y nos da una misión, un lugar en el mundo. Por tanto, “Háblale con el corazón, ábrele lo más íntimo de tu persona, para desde ahí, recibir la bendición de su amor”.

Que así sea.