Cuando nos preguntamos honestamente cuáles personas son las más importantes y queridas en nuestras vidas, descubrimos a menudo que son aquellas que, en lugar de brindar consejos, soluciones o curas, eligen mejor compartir nuestro dolor y tocar nuestras heridas con mano tierna y cariñosa. El amigo que puede guardar silencio con nosotros en un momento de desesperación o confusión, que puede quedarse con nosotros a la hora de una pena y pérdida, que puede admitir no saber, no curar, no sanar y sin embargo encarar con nosotros la realidad de nuestras debilidades: ese es un verdadero amigo.
Henri J. M. Nouwen.