EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO
Una niña de cinco años se extrañó que un domingo su madre no comulgara. Al salir del templo, una vez terminada la misa, le pregunta la niña: “Mamá, ¿Por qué hoy no te has tomado “la pastilla”, que da silencio?” En efecto, la persona que comulga se retira a los bancos y recogida guarda silencio. Está orando.
1. Ciertamente la comunión es una “pastilla” en cuanto a la forma exterior. Pero es algo más, mucho más. “Este es el pan de los pobres, pan de vida. Bendito sea, porque el pan es comida de hermandad, festín nupcial de los que buscan la verdad”. La Eucaristía, el pan de la eucaristía es el alimento para el camino.
Al rito de llevar la comunión, la eucaristía a un enfermo, a su casa, se llama “viático”· Esto es alimento para el camino. Exacto. La eucaristía es alimento para fortalecer nuestro espíritu. Por ello lo primero que se nos pide a los creyentes respecto a este sacramento es tener “hambre”. Hambre de ese pan. Algo que parece muy elemental pero que sin embrago nos cuesta tanto sentirla.
2. Un peligro, que nos acostumbremos y resulte un acto, una relación aburrida, cuando debe ser un gesto estimulante. Se entiende a través de lo que les sucedió a los dos discípulos de Emaús. Éstos, cuando se retiraban de Jerusalén a su pueblo, llamado Emaús, lo hicieron en tono fatigado, cansino sin embargo, ya en Emaús Jesús repite ante ellos los gestos realizados cuatro días antes en el cenáculo, regresan veloces a Jerusalén, a encontrarse con sus compañeros.
Hay fieles que comulgan y comulgan, pero no provoca en ellos ninguna reacción. Las personas necesitamos alimentarnos no solo físicamente. También, espiritualmente. Pues “no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que brota de la boca de Dios”.
3. Una observación. Nosotros creemos con frecuencia que el pan eucarístico, la misa es para los perfectos, para los limpios de corazón, para los que no tropiezan, para los que no caen. Por supuesto que el sacramento de la eucaristía es para los intachables. Pero lo es principalmente para los débiles, para los que necesitan fortalecerse, para los que caen y les cuesta levantarse.
4. El sacramento de la eucaristía conlleva algunas exigencias previas y algunos consecuencias. Por ejemplo, que exige al que comulga ser un seguidor, un luchador por la paz, sobre todo, una actitud de servicio. Claramente lo expresó Jesús en el lavatorio de los pies a los apóstoles. Jesús enlazó la eucaristía con el servir al prójimo. El que manda debe distinguirse por ser servicial. Si se practicara esto: Ser servicial en vez de ser servido, otra cosa muy distinta sería nuestra sociedad en este revuelto y convulso mundo.
5. Años atrás las fiesta del Corpus giraba en torno a la custodia y a la presencia de Cristo en el pan. En la actualidad, gira en torno a la tarea samaritana, solidaria: se preocupa de los rostros doloridos pues ”la eucaristía nos conduce a vivir como hermanos, quienes comparten frecuentemente el pan eucarístico no pueden ser insensibles ante las necesidades de los hermanos, sino que deben comprometerse en construir todos juntos, a través de las obras, la civilización del amor”.
Josetxu Canibe Berganza.