Los árboles parecen fuertes en comparación con los juncos salvajes… pero cuando llega la tormenta, los árboles son arrancados de raíz, mientras que los juncos salvajes, por más que el viento los agite, permanecen con sus raíces bien plantadas en el suelo y vuelven a erguirse cuando pasa la tormenta.
La flexibilidad es una gran virtud. Cuando nos aferramos a nuestras posturas y no dejamos que nuestros corazones oscilen ligeramente de un lado para otro por las ideas o las acciones ajenas, es muy fácil que nos rompamos.
Ser como los juncos salvajes no significa que no tengamos personalidad. Sólo quiere decir moverse un poco con los aires que soplan en nuestro tiempo, mientras seguimos firmemente anclados en el suelo.
Una rigidez sin humor, cerril, testaruda respecto a las cosas que suceden en la actualidad puede hacer mella en nuestros espíritus y convertirnos en unos seres amargados. Seamos flexibles sin perder por ello nuestras raíces.
HENRI J.M. NOUWEN.