DOMINGO DE PASCUA
Juan 9, 1-9
“Me parecía la risa del universo”.
Pascua de Resurrección, Pascua Florida, día de la risa y la alegría porque después del Viernes Santo todo parece que está acabado, pero viene el día de la Resurrección y no todo está aún cumplido.
Ahora comienza el tiempo nuevo: el rey del mundo derrotado, comienza el tiempo de Cristo, el Rey de Reyes, el Señor de Señores.
1. Los niños de un colegio representaban la Pasión del Señor. Los padres del pequeño Mateo recogieron a su hijo al final de la obra y le dijeron que le habían dado el papel menos importante.
Oh no, dijo el niño, yo he sido la piedra que deja salir a Jesús Resucitado.
La piedra movida por el amor de Dios hace que Cristo resucite y siga viviendo en medio de nosotros.
La piedra movida es la fe que nos invita a vivir y amar y ponernos en múltiples movimientos solidarios.
La Resurrección-acontecimiento no fue captada por ningún ojo humano. Fue experimentada no por los corazones de piedra sino por los corazones de carne.
2. ¿Adivinan quiénes fueron los primeros en vivir esta experiencia?
No, no fueron los apóstoles. No habían movido la piedra de sus tumbas, eran cobardes, miedosos, unos aguafiestas. “Nosotros esperábamos que Jesús fuera el liberador de Israel”. Unos se largaron en busca de otros líderes y otros se escondieron.
Los hombres siempre pendientes de los negocios, del poder, de las tareas cotidianas viven cerrados a la trascendencia.
Las mujeres fueron las primeras en experimentar la Resurrección, las primeras en enterarse de que Jesús estaba vivo. “Muy de mañana, cuando aún era oscuro fueron al sepulcro”.
Sólo el amor de las mujeres experimentó su presencia y se movieron y fueron en su búsqueda. Por eso y por otras muchas razones las mujeres, las primeras, las que aman a Jesús, deberían tener mayor protagonismo en la Iglesia de Jesús.
3. La Pascua, alegre y gozosa como todas, tiene que resucitar en sus parroquias y grupos apostólicos, ha de salir a invitar a nuestro Ecuador a la reconciliación, al encuentro fraterno, a hacer que todos las personas vivan en la espera de una resurrección de la dignidad, del trabajo, de la vida honrada y segura.
Los que creen y aman a Jesús Resucitado, lo experimentan vivo y lo dan a conocer con obras, con hechos positivos, a partir del tiempo pascual.
María Magdalena, apóstol de apóstoles, recibió de Jesús la misión de comunicárselo a los miedosos de los apóstoles. Y la misión continúa.
Cristo Resucitado es el corazón de la fe cristiana, es el mensaje total de la Iglesia.
Misión que no tiene como objetivo hacer clientes de una asociación sino hacer creyentes que amen y confíen sólo en Jesucristo.
Cristo Resucitado no es una fórmula más. Es un misterio, un no saber, una esperanza de que Dios siempre hace justicia a los suyos.
El amor de Dios resucitó a su hijo y nos resucitará a nosotros sus hijos. No hay que temer. Saludémonos con el grito gozoso de la Pascua: Cristo ha resucitado. Verdaderamente ha resucitado.
P. Félix Jiménez Tutor.