El evangelista Juan va ofreciendo su visión de la fe cristiana elaborando discursos y conversaciones entre Jesús y la gente a orillas del lago de Galilea. Jesús les habla de que no trabajen por cualquier cosa, que no piensen sólo en un «alimento perecedero». Lo importante es trabajar teniendo como horizonte «la vida eterna».
Sin duda, es así. Jesús tiene razón. Pero, ¿cuál es el trabajo que quiere Dios? Ésta es la pregunta de la gente: ¿cómo podemos ocuparnos en los trabajos que Dios quiere? La respuesta de Jesús no deja de ser desconcertante. El único trabajo que Dios quiere es éste: «que creáis en el que Dios os ha enviado».
- «Creer en Jesús» no es una experiencia teórica, un ejercicio mental. No consiste simplemente en una adhesión religiosa. Es un «trabajo» en el que sus seguidores han de ocuparse a lo largo de su vida. Creer en Jesús es algo que hay que cuidar y trabajar día a día.
- «Creer en Jesús» es configurar la vida desde él, convencidos de que su vida fue verdadera: una vida que conduce a la vida eterna. Su manera de vivirle a Dios como Padre, su forma de reaccionar siempre con misericordia, su empeño en despertar esperanza es lo mejor que puede hacer el ser humano.
- «Creer en Jesús» es vivir y trabajar por algo último y decisivo: esforzarse por un mundo más humano y justo; hacer más real y más creíble la paternidad de Dios; no olvidar a quienes corren el riesgo de ser olvidados por todos, incluso por las religiones. Y hacer todo esto sabiendo que nuestro pequeño compromiso, siempre pobre y limitado, es el trabajo más humano que podemos hacer.
Por eso, desentendernos de la vida de los demás, vivirlo todo con indiferencia, encerrados sólo en nuestros intereses, ignorar el sufrimiento de gente que encontramos en nuestro camino, son actitudes que encontramos en nuestro camino, son actitudes que indican que no estamos «trabajando» nuestra fe en Jesús.
José Antonio Pagola