Hoy en Venezuela hay dos gobiernos. Uno de Juan Guaidó legitimado por la Asamblea Nacional y reconocido por un gran mayoría de naciones democráticas. El otro, el de los militares con Nicolás Maduro en la Presidencia en la que se ha mantenido mediante elecciones fraudulentas y al que apoyan un grupo de naciones no democráticas con gobiernos que se mantienen en el poder con variadas “legitimidades”. Pero no puede demorar mucho…
El problema es Maduro y sus secuaces. ¿Facilitarles el exilio en Cuba o China o Rusia o Turquía o Irán o Uruguay o México? ¿Verdad que suena a risas? ¿Una amnistía? Y quién es el que la puede dar y garantizar. Es mucha responsabilidad para cualquiera, incluso Guaidó.
Pero no lo es, en cambio, para el sufriente pueblo venezolano. Y no hay otra vuelta que las elecciones. Elecciones generales libres, con plenas garantías y en las que participen todos, pero sin “caballos del comisario” como hasta ahora. Y después que los gobernantes electos decidan si hay amnistías totales o parciales o no, a quiénes sí y a quienes no, pero en uso legítimo del poder delegado por el pueblo y en función de lo que el propio electorado señale. No hay otra vuelta.
Danilo Arbilla