“Este es el rostro auténtico de la política y su razón de ser: un servicio invalorable al bien de toda la comunidad.”
Y por eso la doctrina social de la Iglesia la considera como una noble forma de caridad.
Por lo tanto, invito a los jóvenes y a los menos jóvenes a que se preparen de manera adecuada y a esforzarse personalmente en este campo, asumiendo desde el principio la perspectiva del bien común y rechazando cualquier forma, por muy mínima que sea, de corrupción.
La corrupción es la polilla de la vocación política. La corrupción no deja que crezca la civilización.
Y el buen político lleva su propia cruz cuando quiere ser bueno, porque debe dejar tantas veces sus ideas personales para tomar las iniciativas de los demás y armonizarlas, acomunarlas, para que efectivamente sea el bien común el que salga adelante. En este sentido el buen político acaba siempre por ser un “mártir” del servicio, porque deja sus ideas pero no las abandona, las pone en discusión con todos para ir hacia el bien común, y esto es muy hermoso.
Os invito a considerar la nobleza de la acción política en nombre y en favor del pueblo, que se reconoce en una historia y en los valores compartidos, y pide tranquilidad de vida y desarrollo ordenado”
Papa Francisco